El Inter de Porto Alegre ganó de visitante al equipo de Estudiantes de La Plata y se lleva una ventaja enorme en la final de la Copa Sudamericana.
El único gol del partido fue de Alex (delantero) por un penal, a los 34 minutos, que dejó en excelente posición a Inter con miras a la revancha, que se jugará el 3 de diciembre en el Beira Río de Porto Alegre (sur de Brasil).
La prensa argentina calificó a la derrota como el resultado de un equipo “sin fútbol y sin gol” en el primer encuentro de la final de la Copa Sudamericana-2008, en una noche de brujas en la que el equipo argentino fue pura frustración, dijo ayer la prensa local.
“Sin fútbol y sin gol, Estudiantes fue pura frustración en la primera final de la Sudamericana”, afirmó el diario Clarín, para el cual el equipo de Leonardo Astrada deberá afrontar una dura revancha el próximo miércoles en Porto Alegre, en la final del torneo.
Para el diario La Nación “fue una noche de brujas” para Estudiantes al perder como local en el estadio Ciudad de La Plata, donde llevaba un invicto de 20 meses.
“A Estudiantes le salió todo mal, después de 43 partidos sin caídas en el estadio Ciudad de La Plata perdió 1-0 ante Internacional pese a tener un jugador más durante una hora. El equipo fue pura confusión”, analizó el matutino.
En tanto, el diario deportivo Olé destacó la figura del argentino Andrés D’Alessandro en el equipo brasileño, “que se puso al Inter al hombro” y del delantero Alex.
En la primera final, fue Estudiantes el que asumió el papel protagónico, a partir de la movilidad de Juan Sebastián Verón y Leandro Benítez en el mediocampo, pero con escaso desborde por los laterales, una de las armas que caracterizaban al equipo de Leonardo Astrada.
Lo mejor del local se vio cuando contó con tiros libres, y por esa vía, primero Benítez y luego Verón obligaron a muy buenas intervenciones del arquero Lauro.
De su lado, Inter no se replegó en exceso, y prefirió esperar con buenos movimientos en conjunto, además de intentar aprovechar la velocidad de Nilmar, uno de los referentes en el ataque, que se convertiría en un dolor de cabeza para la defensa local.
Parecía que Inter se complicaba, porque cuando promediaba la primera parte, Estudiantes lo acorraló y estuvo cerca de marcar con un cabezazo de Alayes que salvó Lauro a puro esfuerzo, y encima el visitante perdió un hombre por la expulsión de Pablo Guiñazú, tras una violenta falta sobre Verón.
Sin embargo, en una jugada aislada, D’Alessandro habilitó con precisión a Nilmar, que se fue por la derecha y cuando ingresó en el área fue derribado por Desábato, en un claro penal, que Alex convirtió en segunda ejecución con un zurdazo al poste derecho del arquero.
Sereno y aplomado, Inter se apoyó en la categoría de D’Alessandro para manejar los hilos del equipo.
Encima, el equipo brasileño estuvo muy cerca de aumentar distancias, con un gran tiro libre de D’Alessandro.
En la segunda parte, Estudiantes tuvo ocasiones con un zurdazo alto de Boselli, un remate de larga distancia de Salgueiro que tapó el portero brasileño, y un disparo de Gastón Fernández apenas desviado.
Sólido en el fondo, y concentrado en todas sus líneas, Inter acabó por mostrarse como un equipo fuerte y convencido, y con una producción sin fisuras dejó en claro porqué es un gran candidato para alzar la Copa Sudamericana.
Estudiantes vuelve a jugar una final internacional después de la conquista de tres títulos de Copa Libertadores en 1968-1969-1970 y la final de 1971, mientras Internacional aspira a su tercer título no local desde el 2006.
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